
Es curioso ver como, el constructor de la acera, ha respetado la ubicacion original del arbol. El problema se lo encuentra el sufrido viandante pues, inevitablemente, tiene que bajar de la misma para continuar su camino. Tambien puede atravesar el arbol o dinamitarlo con esa cierta cantidad de TNT que todos llevamos en el monedero. Por cierto, si se fijan bien, el tamaño del arcen es casi tan grande como el de la zona de transito de vehículos. Un puro alucine. Si alguien reconoce el lugar exacto de la fotografia, que hable ahora o calle para siempre. En fin, vivir para ver...
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