
domingo, 20 de abril de 2008
Arbol incrustado en mini acera

Extraño, y peligroso, rótulo luminoso

De las 28 veces que he pasado por esa calle, 32 me he quedado relajadamente a observar el letrero, el cual no dice mucho de lo que por dentro se cuece. O el jefe utiliza un bastón blanco y un perro lazarillo para sus desplazamientos, o le suda el nabo el aspecto externo de su establecimiento.
A veces pienso si la distorsión que han sufrido las susodichas letras obedece a un capricho del viento, a una descomposición oxidativa metódica del hierro que las mantiene o estamos ante una especie de agujeto espacio-temporal que acabará aniquilándonos a todos a base de azucar, chocolate y golosinas varias.
Que cada cual piense lo que quiera
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